Spinalonga es sin duda una de las principales atracciones turísticas de la isla de Creta. Pequeña isla fortificada, construida casi en su totalidad por los venecianos durante su largo dominio, pasó después a manos otomanas y se convirtió tristemente, hasta principios del siglo XX, en una especie de isla-lazareto para leprosos.
Así es: en la isla vivían, confinados, unos trescientos enfermos de lepra, al principio segregados en casitas anónimas o en la propia fortaleza y más tarde alojados en no menos anónimos “hospitales” construidos a propósito. Éstos son los únicos edificios que estropean la atmósfera de la isla, que por lo demás conserva un aspecto verdaderamente único, con las imponentes fortificaciones venecianas que llegan hasta el mar y la fortaleza dominando el conjunto.
La isla -que en realidad se llama Kalidon, mientras que Spinalonga es en realidad la península al sur del islote, unida al continente por un istmo arenoso- está ahora deshabitada y tiene algo de fantasmal (¿y podría ser de otro modo, teniendo en cuenta su historia?), pero sigue siendo un lugar que merece la pena visitar, aunque sólo sea por las hermosas vistas que ofrece y el ambiente único que reina en ella.
Para visitar la isla se puede tomar uno de los muchos barcos que salen varias veces al día desde San Nicolás, Plaha o Elounda; pero sin duda llegar allí en barco propio es mucho más impresionante. Para visitar la isla se permite atracar temporalmente en el lado noreste del islote, teniendo cuidado de acercarse lo más posible a la costa.
Entre el islote y tierra firme está la laguna de Spinalonga, un estrecho y poco profundo tramo de mar (5 metros de profundidad media) encerrado entre Creta al este y la península al oeste. La laguna es un lugar muy tranquilo y bien resguardado de todos los vientos, pero no está exenta de dificultades, ya que desde las montañas de la costa cretense llegan fuertes brisas que provocan corrientes a veces bastante desagradables. Éste es también el único problema relativo a la aproximación al islote de Spinalgona.
En la laguna, hay una excelente oportunidad para fondear en la cala más grande de la península de Spinalonga, en el lado occidental: aquí, una bahía bastante amplia y resguardada tiene una profundidad de 5 a 7 metros, lo que supone un buen asidero. Ten cuidado porque las profundidades en la laguna rara vez superan los 5 metros y se acercan a los 2 cerca de la costa.
Con vientos fuertes del norte y noroeste, existe el riesgo de que se produzca un pequeño baile, en cuyo caso es mejor desplazarse a la parte sur de la laguna, al norte de la playa de Elounda, donde es posible echar el ancla y encontrar mejor refugio.