La historia del puerto de Escila está estrechamente ligada a la de su ciudad, cuyos antiguos orígenes mezclan mitología, historia, leyenda e imágenes creadas por el evocador paisaje circundante. Según la tradición, Escila, hija del rey de Mégara, ayudó al rey Minos a conquistar tierras que estaban bajo el dominio de su propio padre.

Al final del atroz asunto, el rey cretense se negó a casarse con ella y la abandonó a las olas del mar, que llevaron su cuerpo al pie del promontorio situado a 12 millas de Mesina, que por ello recibió el nombre de la muchacha. Según fuentes históricas, oleadas de gentes procedentes del mar y que se dirigían hacia el sur fundarían más tarde aldeas a lo largo de las terrazas inferiores de la cresta del Aspromonte.

Al ser pueblos de pescadores, probablemente eligieron como zona de asentamiento el área próxima al acantilado central de Escila, donde la presencia de las numerosas rocas facilitaba la práctica de la pesca, al tiempo que permitía la construcción de rudimentarias cabañas. El puerto de Escila, de hecho, se encuentra bajo el acantilado donde hoy se alza el castillo de Ruffo di Scilla.

A lo largo de los siglos, este puerto ha sido un refugio para los barcos que cruzaban el estrecho de Mesina, convirtiéndose más tarde en un puerto pesquero, ya que la pesca era la principal actividad de la población local. Aún hoy, en la única grada de los puertos, se pueden encontrar embarcaciones de pescadores listas para hacerse a la mar para una salida de pesca. En el muelle suelen estar ancladas las pasarelas para la pesca del pez espada, un tipo de pesca muy extendido en la zona.

El puerto de Scilla está formado por un muelle en forma de “L” que se extiende en dirección norte-sureste y está equipado con muelles en la parte interior, con bolardos para el amarre, y un único muelle con grada: el muelle Ruffo di Calabria se utiliza para embarcaciones náuticas de recreo, el llamado Scoglio di Ulisse está dedicado a barcos de pesca, mientras que el muelle exterior está asignado a uso comercial y para el anclaje de vehículos policiales.

El fondo rocoso se vuelve especialmente peligroso debido a la aparición de algunas rocas en la superficie en presencia de corrientes marinas especialmente fuertes y en los días en que sopla el libeccio (viento del suroeste).

Los servicios recreativos están gestionados por el Servicio de Embarcaciones, que ha colocado cerca de los puertos dos campamentos de boyas ecológicas con 100 amarres, que funcionan del 1 de mayo al 30 de septiembre, construidos con catenarias atadas a las piedras y rocas naturales del fondo. El servicio incluye el amarre de embarcaciones, la vigilancia continua y el transporte de vuelta en transbordador. La dirección ha establecido un acuerdo con los astilleros para el almacenamiento y mantenimiento invernal que permite dejar la embarcación al cuidado anual.

Otra actividad en constante crecimiento en Scilla es, por supuesto, el turismo. La ciudad atrae a muchos turistas no sólo por el mar y las playas, sino también por la belleza natural y las obras arquitectónicas. De hecho, en el periodo estival, hay muchos amarres en los puertos a disposición de quienes se alojan en Scilla y traen sus barcos.