Katakolon

Aunque es un puerto predominantemente comercial, Katakolon tiene cierta importancia en esta zona geográfica, la del Peloponeso noroccidental, principalmente porque a partir de aquí, hacia el sur, los puertos empiezan a escasear seriamente. Katakolon es, por tanto, uno de los pocos refugios que ofrece este tramo de costa.

El puerto de Katakolon también es importante desde el punto de vista turístico: es el punto de partida de excursiones a Olimpia, la antigua ciudad donde nacieron y se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la historia. Está a sólo unos treinta kilómetros del pequeño pueblo portuario y sigue siendo una de las atracciones turísticas más visitadas y populares de Grecia.

Olimpia no sólo es famosa por los Juegos Olímpicos, aunque ciertamente su fama procede principalmente de ellos (según una fecha reciente, la primera lista de vencedores que ha llegado hasta nosotros y que se elaboró allí data del año 776 a.C.); también fue un conocido lugar de culto, con templos, estatuas, edificios religiosos de diversa índole, y lo que queda de todo ello (sacado a la luz durante importantes excavaciones arqueológicas que tuvieron lugar el siglo pasado) puede verse y apreciarse en el museo arqueológico que allí se encuentra.

Olimpia no es el único destino de interés para los que están en Katakolon. No muy lejos hay, de hecho, un hermoso castillo de principios del siglo XIII, construido por los francos durante las Cruzadas, el castillo de Clermont (Chlemoutsi en griego), que está situado justo encima de la ciudad de Kilini, que es otra pequeña ciudad portuaria cuyo puerto, sin embargo, está enteramente dedicado a cruceros y transbordadores. El castillo está muy bien conservado y desde él hay unas vistas maravillosas.

Katakolon, en sí mismo, es poco más que un pintoresco pueblo de pescadores.
Debe su notoriedad al hecho de que los cruceros hacen escala allí para visitar el yacimiento de Olimpia, y en torno a él ha crecido una industria de servicios turísticos, pero éstos sólo están disponibles en verano. No hay mucho que encontrar en el pueblo: unas cuantas tiendas pequeñas, bares y cafeterías, algunos restaurantes. Hay algunos servicios de alquiler de coches, útiles para quienes sólo quieren visitar algunas de las atracciones turísticas de los alrededores, taxis y autobuses.

En cuanto al puerto, es una estructura artificial formada por dos espigones, dos pequeños muelles interiores y un banco de muelles. Llegar a los puertos no presenta problemas ni peligros particulares; la profundidad es considerable tanto en la entrada como en muchas partes del interior, ya que los grandes barcos tienen que pasar y atracar allí; en el muelle central, el que está justo enfrente de la entrada y donde tendrás que atracar, es de unos 1,5-2 metros.

El fondo es bueno (barro y arcilla), fondea a 4-5 metros de profundidad y luego amarra a proa o popa en el muelle.
El puerto está bien resguardado de los vientos dominantes (noroeste) y también sa sur gracias al rompeolas. En el muelle encontrarás agua, electricidad y, si lo solicitas, puede llegar un minitanque para que puedas repostar. También hay aseos. Las tarifas diarias oscilan entre un mínimo de 15 y un máximo de 25 euros para las embarcaciones más grandes.

Una alternativa al puerto de Katakolon la ofrece la amplia bahía en cuyo extremo noroccidental se encuentra el pueblo; el fondo marino tiene de 3 a 5 metros de profundidad en todo su perímetro, se mantiene bien y, desde luego, no hay problemas de espacio. Ten cuidado, sin embargo, porque la bahía, bien resguardada del noroeste, no ofrece protección contra los vientos del sur. Desde luego, ¡no faltan playas bonitas donde relajarse un poco!