Otro lugar lo suficientemente remoto y poco habitado como para situarlo legítimamente fuera de las principales rutas turísticas, laisla de Pserimos (Cappari en italiano) se encuentra entre Calimno y Coo, geográficamente en el centro de una zona de intenso comercio pero, en la práctica, no azotada por grandes flujos turísticos.

Esto se debe sin duda a su pequeño tamaño, al hecho de que sólo cuenta con un pequeño pueblo y poco más de 100 habitantes, y afortunadamente a la ausencia casi total de instalaciones de alojamiento/comerciales. Decimos afortunadamente porque Pserimos es un lugar de rara belleza, en lo que se refiere a la naturaleza y especialmente a las playas, y siendo así, aún hoy se puede disfrutar de la magia del lugar.

La isla, sin embargo, no es en absoluto remota: situada en el Dodecaneso, está a una distancia de voz de Turquía, unida a Coo y Kalymnos, y a ella llegan a diario transbordadores que descargan turistas “de día”, es decir, gente que hace las maletas y se marcha a las 5 de la tarde. Esto supone una gran ventaja para los navegantes que deseen pasar una noche en la isla: a partir de última hora de la tarde, quedan libres algunas plazas en el pequeño puerto del pueblo de Avlakia, que da a la pequeña bahía del mismo nombre, un lugar realmente encantador para pasar una noche en un entorno relajante, sin aglomeraciones y tranquilo.

Como ya hemos dicho, Pserimos es conocida por sus hermosas playas. Y por la tranquilidad: no hay… nada en la isla, vale la pena recordarlo. Los únicos turistas son los que descargan dos veces al día de las caiques, hay tres tabernas, dos pequeñas tiendas, no hay hoteles sino unas pocas habitaciones en alquiler, no hay carreteras asfaltadas, te mueves a pie por el árido paisaje que huele a tomillo y orégano silvestre. Prácticamente, ¡un paraíso! El soberbio mar y la arena blanca completan el cuadro. Frente a Avlakia se encuentra una de las playas más hermosas de la isla, a las demás se puede llegar dando hermosos paseos de poco más de 30 minutos.

Llegar a Pserimos no es difícil, sólo lo dificulta un poco el meltemi. La bahía de Avlakia es difícil de ver a menos que se llegue desde el suroeste; viniendo desde el este, ten cuidado con el banco de arena y las rocas del cabo Sphuri, justo antes de la entrada a la bahía (sin embargo, son fácilmente visibles). La bahía ofrece un refugio excelente contra el meltemi y todos los vientos del norte, aunque con vientos fuertes sigue entrando algo de corriente; está abierta a los vientos del suroeste.

Dentro de la bahía, hay sitio para 5 ó 6 embarcaciones en los dos pantalanes de hormigón, una vez que los caiques diarios hayan levantado sus amarras, puedes amarrar a popa echando el ancla en la bahía. Alternativamente, puedes echar el ancla en la bahía, el fondo marino es de arena y algas con algunas rocas, se agarra bien pero normalmente hay que empujar un poco antes de que el ancla levante perfectamente. La profundidad es buena, desde un mínimo de 3 metros cerca de la orilla hasta una media de 6 metros en el centro de la bahía.
Es doblemente aconsejable comprobar el amarre, sobre todo si vas a tierra, ya que los transbordadores y las goletas levantan olas considerables, y esto ocurre al menos tres o cuatro veces al día.

No hay columnas de agua ni electricidad y, obviamente, no hay forma de repostar. Puedes encontrar agua potable en las tabernas: suele ser desalinizada o embotellada. También puedes encontrar comida y artículos de primera necesidad en las tabernas y los minimercados. Por lo demás, la gente es extremadamente hospitalaria y se desvivirá por satisfacer tus necesidades. Después, un buen par de zapatos y a visitar la isla mágica a pie.

Hay otra bahía al este de la isla, la de Vathi, que ofrece un refugio excelente contra el meltemi y el fondo se agarra muy bien. Es muy popular entre los pescadores y tiene una hermosa playa. Para abastecerse, hay que caminar hasta Avlakia (unos 35 minutos).