Creta: uno de los destinos turísticos favoritos, una isla llena de encanto, historia y cultura, un nudo crucial del Mediterráneo y un verdadero enlace entre Europa, África y Asia. ¿Un lugar para ver? Sin duda. Pero también un lugar lleno de trampas para el navegante medio (pero también para el experimentado, en determinadas condiciones).
En primer lugar, hay que decir inmediatamente que Creta es una isla ventosa. Muy ventosa y bastante expuesta en ambas costas. Debido a su forma alargada y a la fisonomía de su litoral, no ofrece grandes refugios naturales y carece en cierto modo de calas y anclajes naturales y protegidos donde poder fondear con seguridad. La situación meteorológica en Creta es dura: en verano sobre todo, siendo julio y agosto los meses “peores”, pero el invierno tampoco es ninguna broma, con sus lluvias y tormentas.
En Creta, el meltemi sopla con fuerza en verano, prácticamente todos los días, y toma tres direcciones distintas según la parte de la isla: en la parte occidental viene del noreste, en la parte central del norte y en la parte oriental del noroeste. En julio y agosto, alcanza serenamente los 8 grados en la escala de Beaufort y en los dos estrechos canales que separan Creta de los islotes de sus lados, es capaz de formar mares grandes y traicioneros, con olas de hasta 3 ó 4 metros de altura.
En efecto, se trata de una coyuntura estacional, ya que en mayo, junio, septiembre y octubre la situación es mucho más tranquila y la isla es serenamente visitable en barco, por lo que nuestro consejo es sopesar cuidadosamente cualquier decisión de planificar una visita para la temporada alta y muy alta. La primavera es quizá la mejor estación. Abril es moderadamente lluvioso, pero aún hay algunos días soleados y los vientos no son tan fuertes como en pleno verano.
Rethymno es un puerto situado en la costa norte de la isla de Creta, al pie de un bonito pueblecito lleno de atracciones turísticas (como casi todo en Creta). Ni que decir tiene que en verano está abarrotado de turistas, sobre todo en la zona del pequeño y antiguo puerto veneciano, pintoresco pero inaccesible para los barcos de recreo, lleno de tabernas y tiendas anticuadas.
En cuanto a los vientos y el abrigo, Rethimno ofrece un buen abrigo frente a la mayoría de los vientos; sólo los fuertes del nordeste consiguen entrar en los Puertos causando algunas molestias, pero nada grave en cualquier caso. La llegada al puerto no es problemática, si exceptuamos el caso de fuertes meltemi: en este caso la llegada al puerto puede ser bastante “intensa” y se forman fuertes corrientes justo a la entrada de la dársena del puerto.
Rethymno es un puerto totalmente artificial creado por dos largos rompeolas.
El puerto deportivo está situado en la parte sureste de la dársena y consta de cinco pantalanes flotantes, protegidos además por un rompeolas más pequeño que se extiende desde la costa en dirección sur-norte. Los pantalanes están equipados con cabos de amarre (dos), agua y electricidad (al parecer, no siempre se cobra por su uso).
Los barcos de paso suelen amarrar en el pontón C, el más septentrional.
En cuanto a los servicios, son básicos pero al menos están ahí. Columnas de agua y electricidad, como ya se ha dicho, aseos en el muelle, Wi-Fi gratuito, papeleras. No hay combustible, pero puedes conseguirlo en la estación de servicio del pueblo.
Atención: en YouTube puedes encontrar varios vídeos de carreras de arrastre a lo largo de los muelles del puerto (¡así es!). Sin embargo, esto ocurría en años pasados, desde 2010 el problema se ha resuelto y el puerto deportivo está ahora protegido por barreras de seguridad.
Por su parte, el pueblo ofrece cafés, bares, tabernas, excelentes establecimientos de comida y no comida, varios servicios de alquiler de bicicletas, scooters y coches, un museo arqueológico y un museo de cultura local. Merece la pena visitar la fortaleza veneciana situada justo al oeste del puerto, así como dar un paseo por el pequeño, pintoresco y encantador puerto veneciano.