Con sus 194 plazas para embarcaciones de hasta 12 metros y sus numerosas instalaciones de mantenimiento y reparación en seco (caballete, puertos de marea, grúa electrohidráulica), el muelle de Belém tiene, para todos los aficionados a la navegación del mundo, una importante posición simbólica: los barcos portugueses navegaron aquí en los siglos XV y XVI, siendo pioneros en los descubrimientos y revolucionando así decisivamente las técnicas de construcción de veleros y de navegación en alta mar.