La vida y las actividades del puerto de Otranto están íntimamente ligadas a su ciudad y a los acontecimientos históricos que la han caracterizado a lo largo de los siglos. Como esta ciudad del Salento es esencialmente un centro turístico, el puerto también ha sido siempre un importante punto de recepción de embarcaciones de visitantes o punto de partida de transbordadores y cascos.
Hasta 1999, había un servicio de transbordadores que conectaba partes de Grecia y Albania.
Hoy, sin embargo, es a menudo protagonista de verdaderos viajes de esperanza de las poblaciones vecinas que cruzan clandestinamente el Adriático y desembarcan aquí en busca de una vida mejor. Ayer como hoy, por tanto, este puerto de escala representa una realidad muy importante para toda la región del Salento, un enlace con Oriente y un importante nudo para el comercio, pero también desde un punto de vista estratégico y militar. De hecho, la Liga Naval tiene aquí su base desde hace casi cuarenta años.
El puerto de Otranto adopta la forma de un pequeño golfo en el que atracan embarcaciones de diversos tipos y se caracteriza por una amplia ensenada defendida hasta cierto punto por el muelle de San Nicola, de tres brazos, con muelles y numerosos embarcaderos orientados hacia la orilla. El puerto puede albergar hasta 390 amarres de hasta 20 m de eslora, de los cuales sólo 10 están reservados al tránsito.
Además del turismo, la economía de Otranto se basa en la pesca, por lo que en los puertos hay un animado bullicio de barcos pesqueros, paranze (barcas de pesca) y embarcaciones en general que contribuyen a recrear el ambiente típico de los lugares donde el hombre compite con la naturaleza por la supervivencia.
En cuanto al aspecto comercial, junto con la pesca, el puerto sigue siendo protagonista de importantes rutas e intercambios, principalmente de materiales para la producción industrial, como cemento, cal y depósitos de plástico. Hasta 1994, también había barcos mercantes que transportaban tabaco.
No hay que subestimar, por último, el aspecto puramente característico relacionado con la atmósfera que el puerto consigue conferir a toda la población: desde muchos lugares destacados de la ciudad, de hecho, se tiene la posibilidad de disfrutar de una vista maravillosa en la que el puerto iluminado representa idealmente el intento del hombre por asir el mar. Un hermoso paseo marítimo permite disfrutar de un evocador paseo al atardecer por los muelles.
En 2006, este puerto recibió las cinco velas de Legambiente por la calidad medioambiental de su protección de los recursos medioambientales de su territorio: calidad de las aguas de baño, recogida diferenciada de residuos, gestión de los recursos hídricos, creación de zonas peatonales, protección del centro histórico, etc. En definitiva, todo aquello que contribuya a un desarrollo sostenible que aumente la demanda de un turismo de calidad, basado en la búsqueda de unas vacaciones saludables vividas en armonía con el entorno.
Sin embargo, desde hace casi un año se ha presentado una carta de protesta contra las autoridades regionales para que rechacen el proyecto de remodelación de los puertos.
Según la Superintendencia del Paisaje de la Región de Apulia, el proyecto alteraría la zona costera y cambiaría irreparablemente la percepción y la vista tanto desde tierra como desde el mar, comprometiendo el paisaje. Además, las vistas hacia y desde el centro histórico también se verían alteradas tanto de día como de noche, cuando la iluminación del puerto cubriría todo el centro histórico con sus monumentos, murallas y bahía del puerto histórico.